PASTORAL

TAU

TAU, SU SIGNIFICADO

La TAU es la última letra del alfabeto hebreo. Con significado simbólico, se usaba ya como signo de salvación y amor de Dios a los hombres. Se hablaba de ella en el libro de Ezequiel, cuando Dios ordena a su ángel imprimir sobre la frente de los que seguían a Dios, este signo de salvación “El Señor dijo: pasa en medio de la ciudad, en medio de Jerusalén y marca con una Tau sobre la frente de los hombres que gimen y lloran” (EZEQUIEL. 9,4).

LA TAU es, en efecto, signo de redención. Es signo externo de una nueva vida marcada con el sello del Espíritu Santo el día de nuestro Bautismo.

La TAU
 fue usada inmediatamente por los cristianos. La encontramos ya en las catacumbas romanas, porque para ellos recordaba la Cruz, sobre la cual se inmoló Cristo para la Salvación del mundo.

San Francisco de Asís,
 por la semejanza que la TAU tiene con la cruz, la amo de tal forma que tanto en su vida como en sus gestos, ocupó un lugar especial.

En Francisco, el signo profético de la TAU se sublima, actualiza y alcanza el valor de salvación; pues él mismo se siente “salvado” mediante el amor y la misericordia de Cristo que muere. El amor de Francisco hacia este signo, nacía de la apasionante contemplación de la Cruz, al valorar la humildad y misión de Cristo, que, en Ella, mostró a toda la humanidad la prueba más grande de su amor. La TAU era, primordialmente, para Francisco el signo concreto de su salvación y de la victoria de Cristo sobre el mal.

La TAU tiene una honda tradición bíblico-cristiana. Francisco comprendió de talñ modo su profundo valor espiritual y de forma tan radical hizo suyo este signo, que a través de las llagas, llego a ser TAU viviente, que él había contemplado y amado constantemente.

La TAU usada por Francisco, como firma propia, puede verse en el autógrafo de la bendición que da a fray León, y que se venera en la sala de las Reliquias, en la Basílica de San Francisco de Asís.

La TAU, signo concreto de una devoción cristiana, es, sobre todo, compromiso de vida en el seguimiento de Cristo “pobre” y “crucificado”.

La TAU, por tanto, debe recordarnos una gran verdad cristiana: nuestra vida, salvada y redimida por el amor de Cristo Crucificado, y debe ser, cada día más, vida nueva de entrega y amor hacia Él.

Llevando este signo, vivamos su espiritualidad, demos razón a la esperanza que mediante él nos llega y reconozcámonos seguidores de Francisco.

ORACIÓN

Bendice señor esta TAU.

Bendice a quien la lleva como signo de salvación y libertad interior, invocando a tu Santo Nombre y la intercesión de tu siervo Francisco. Tu que vive y reinas por los siglos de los siglos. Amén

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