“Un árbol rojo”: una reflexión comunitaria desde la literatura y la espiritualidad franciscana
Durante las actividades de la Semana del Libro y la Semana de la Convivencia Escolar, nuestra comunidad del Colegio San Antonio vivió una experiencia de profunda de conexión emocional, espiritualidad y reflexión compartida. En esta oportunidad, estudiantes desde 7° básico a IV medio participaron activamente en una intervención inspirada en el cuento “Un árbol rojo”, un relato que, a través de imágenes potentes y un texto breve, invita a transitar por la angustia, la soledad y la tristeza, para finalmente encontrarse con la esperanza.
La actividad, impulsada por los profesores Lucas Toledo y Francisca Arellano, las orientadoras Francisca Ángel y Mariana Barrientos, junto a la coordinadora de formación Johana Santibáñez y la coordinadora de ciclo intermedio Yennifer Guerrero, buscó reconocer emociones y fortalecer factores protectores de la salud mental, a través de la literatura como medio de expresión y encuentro. Nuestra Coordinadora del Área de Formación, Johana Santibáñez, destaca: “Esta historia nos permite explorar sentimientos profundos en un formato breve, pero potente. Nos invita a reflexionar sobre la depresión y, sobre todo, a reconocer aquello que nos devuelve la esperanza. Como colegio, queremos ayudar a nuestros estudiantes a identificar esos elementos protectores que dan sentido a sus vidas y los reconcilian con su propia historia.”
Esta intervención se alinea con nuestro lema institucional: “Crecer en sabiduría y fraternidad”, donde el cuidado emocional, la espiritualidad franciscana, la sana convivencia y el compañerismo son fundamentales para formar personas integrales y conscientes de sí mismas y de su entorno. Además, el proyecto busca ampliarse a toda la comunidad, incluyendo apoderados y trabajadores, con la creación de un gran Árbol Rojo comunitario, símbolo de los motivos que nos hacen seguir adelante y de los vínculos que nos sostienen cada día.
Las y los estudiantes más pequeños también fueron parte de esta experiencia, con actividades adaptada. Lo más importante es que, como comunidad, avanzamos juntos en el aprendizaje de identificar lo que sentimos, transitar por ello con esperanza, pedir ayuda y reconocer la belleza que nos rodea, incluso en los momentos difíciles.